Es entonces, cuando un melancólico portugués, conocido en el ambiente por el señor jueves –ya que siempre andaba con añoranzas del lejano fin de semana pasado y no acababa de entrar en la alegría del próximo– habla con gravedad de lo triste que es la vida, en la que no encuentra nada lo suficientemente seguro en lo que apoyarse. Vamos que todo cambia, incluso el mismo cambio es diferente cada vez. Mirad si es viejo esto del cambio climático.
Cambian los tiempos, se tuercen las voluntades,
es diferente nuestro ser, se pierde la confianza;
todo el mundo está compuesto de mudanza,
y adquiere siempre nuevas cualidades.
De continuo vemos extrañas novedades
diversas en su totalidad a lo esperado;
olvidamos los dolores del mal en el pasado
y del bien, si hubo, quedan las saudades.
Cubre el tiempo de un verde manto
el suelo antes tapado por nieve fría
y al fin, hace del dulce canto, un llanto.
Y, ahora este renovarse de cada día
se llena de un mayor espanto
pues ya no cambia todo, como solía.
Luis de Camöes (1524-1580)
Mudam-se os tempos, mudam-se as vontades, / muda-se o ser, muda-se a confiança; / todo o mundo é composto de mudança, / tomando siempre novas qualidades. / Continuamente vemos novidades, /
diferentes em tudo da esperança; / do mal ficam as mágoas na lembrança, / e do bem (se algum houve), as saudades. / O tempo cobre o châo de verde manto, / que já coberto foi de neve fria, / e, enfim, converte en choro o doce canto. / E, afora este mudar-se cada dia, / outra mudança faz de mor espanto, / que nâo se muda já como soia.
Julio Alcalá
Julio’s Blog