De golpe, un inglés, el más inteligente de todos los poetas allí reunidos, el más dramático y el que mejor conoce al ser humano, tanto en sus cosas trágicas como en las cómicas. Aquel al que todos llaman el sábado, porque es capaz de contar un cuento distinto cada noche y todos son entretenidos y que junta en sus historias a jóvenes amantes, a reyes ambiciosos y traidores, a hijos que dudan y a judíos mercaderes, explica a la audiencia como solo las obras nos sobreviven y nos pueden hacer inmortales.
Cuando escucho al reloj del tiempo perdido
y veo al bello día ahogarse en noche rota.
Cuando observo el bello morir de la violeta
y el negro rizo todo plateado y emblanquecido;
Cuando veo árboles sin hojas, que eran hogares
para en el calor refrescar al ganado.
Y el verde primaveral ya en gavillas atado
como un cadáver con barba de pelos dispares;
Entonces mis preguntas por tu belleza comienzan
pues tú y ella vais a sufrir los ataques del tiempo
ya que lo dulce y lo hermoso se volatilizan
y perecen rápido al venir otros al campo;
Y que, ante la guadaña del tiempo, nada es barrera
salvo que la afronte un hijo, cuando uno muera.
When I do count the clock that tells the time / And see the brave day sunk in hideous night, / When I behold the violet past prime, / And sable curls all silvered o’er with white / When lofty trees I see barren of leaves, / Which erst from heat did canopy the herd, / And summer’s green, all girded up in sheaves, / Bone on the bier with white and bristly beard; / Then of thy beauty do I question make, /
That thou among the wastes of time must go, / Since sweets and beauties do themselves forsake, / And die as fast as they see others grow; / And nothing ‘gainst Time’s scythe can make defence / Save breed to brave him when he takes thee hence.
Un saludo.
Julio Alcalá
Julio’s Blog