LAS VILLAS DE BENICÁSIM ANTES E LA GUERRA CIVIL 1936–1939
A comienzos del siglo XX, el número de edificios que se levantaban para ser utilizados como residencia de verano en la zona que conocemos como: Villas de Benicásim, iba en aumento. Los felices años veinte del pasado siglo constituyeron un antes y después, en el veraneo de la playa de Benicásim, como lo fue, sin duda, la construcción del primer Voramar. Fue el empresario don Juan Pallarés Picón quien solicitó licencia para construir, en 1930 una casa de baños con restaurante, al estilo de algunos negocios en los que se inspiró, surgidos alrededor de la moda de los baños de mar, en las costas del norte de España y las del sur de Francia. El mismo promotor pidió la pertinente autorización para ampliar el negocio un año después, con una planta más y una espléndida terraza que convirtieron el negocio en el Hotel Voramar que abrió sus puertas al público el año 1933.
LAS VILLAS DURANTE LA GUERRA CIVIL
Como es fácil de comprender, durante el periodo de tiempo comprendido entre el 18 de julio de 1936 y el primer día de abril de 1939, los españoles no pensaban en el veraneo, ni en los baños de mar, ni tampoco en celebrar fiestas durante los meses de verano. Sin embargo, alguna de aquellas espléndidas villas cumplieron finalidades muy diferentes, pero todas ellas, necesarias durante la contienda. De esta manera, Villa del Mar se convirtió en hospital de las Brigadas Internacionales durante el conflicto bélico, al igual que el propio Hotel Voramar, Villa Pons y otras que albergaron almacenes de intendencia o cocinas con destino a las tropas.
LA POSGUERRA Y LAS VILLAS
También la posguerra fue otro de los hitos que configuraron esta zona de las Villas de Benicásim. Puede servir de ejemplo, la construcción durante la década de los cincuenta de Villa Elisa, llevada a cabo por don Joaquín Bau, vicepresidente del Consejo del Reino y su esposa doña Elisa Carpi, quien como solía ser habitual, prestó su nombre para darle nombre a su residencia veraniega. Villa Elisa se levantó sobre el solar donde estaban las primeras villas del matrimonio Coloma. Los señores Bau Carpi, organizaban en sus espléndidos jardines: funciones teatrales, bailes, cenas y otros eventos que convirtieron a su residencia en un referente del veraneo de Benicásim.
Terminada la guerra, el Hotel Voramar siguió en manos de la administración, ya que fue sede del Auxilio Social y residencia de la Sección Femenina. Durante la década de los cincuenta, la familia Pallarés volvió a hacerse cargo, del hotel y en 1967 se acometieron obras de ampliación y modernización que se llevaron a cabo de acuerdo con el proyecto del arquitecto Ricardo Gómez y la dirección del propio proyectista y del arquitecto técnico Miguel Pastor. Desde aquel verano, el Hotel Voramar presenta su actual aspecto y sigue constituyendo un referente único por su emplazamiento, cuya belleza ha aumentado de manera considerable, al regenerarse la playa situada en su frente mediante espigones, con los que se consiguió crear una magnífica playa de fina arena, inexistente hasta entonces.
LOS EDIFICIOS DE APARTAMENTOS
Con las primeras leyes y reglamentos urbanísticos aprobados en nuestro país al finalizar la década de los años cincuenta, se reguló la edificación de nuevos edificios en la playa de Benicásim que, al amparo de una ordenanza basada en un volumen construido de 2,5 m3 por m2 de solar y altura libre, posibilitó la aparición de una docena de edificios con destino a apartamentos de segunda residencia. Con aquella edificabilidad surgió la especulación y con ella algunas antiguas villas fueron demolidas, mientras que otros edificios se levantaron sobre solares en los que nunca había existido ninguna vivienda unifamiliar. Fue a finales de la década de los 60 cuando se limitó la altura máxima de los edificios a 10 plantas útiles más otra situada en los bajos, sin posibilidad de ser destinado al uso residencial. También aquella década de los 60 finalizó con una etapa en la que se apostó por el turismo y con él, llegaron nuevas formas de entender el ocio, dando lugar al nacimiento de algunas boites, las primeras discotecas y algunos hoteles en la costa de Benicásim. De aquella etapa cabe destacar la aparición del Bohío, verdadero referente durante las noches de verano, con la actuación en directo en los jardines situados frente al Hotel Bonaire, de las máximas figuras del momento.
Durante la década de los 70 continuó la construcción de numerosos bloques de apartamentos. El PGOU de Benicásim se revisó, aunque la densidad de edificación se mantuvo. Por otra parte, comenzó a imponerse entre los castellonenses, la moda de disponer de un apartamento en Benicásim. Poco a poco, fue surgiendo la actual zona urbana de la playa, que al estilo de una ciudad lineal, ocupa todo la primera fila del litoral de su termino municipal, entre la costa y la denominada popularmente como Gran Avenida, con edificaciones en altura situadas junto al mar y otras de viviendas unifamiliares, a partir de la denominada segunda fila. La población de veraneantes fue en aumento, también cambió la procedencia de quienes veraneaban en Benicásim y las modas transformaron las pequeñas boites e iniclales discotecas, en instalaciones que, como el nuevo Bohio o Kassim, fueron ofreciendo otro tipo de entretenimiento nocturno.
OBRAS PÚBLICAS
Si bien la iniciativa privada se encargó de construir las edificaciones destinadas a viviendas de segunda residencia, así como las destinadas a hoteles, deportes y ocio, la magnitud alcanzada por esta zona que comenzó denominándose Villas de Benicásim y el gran número de veraneantes, han hecho necesarias importantes obras públicas, entre las que cabe señalar la construcción de espigones para salvar las playas existentes y dotar de otras zonas de playa en diferentes puntos. Los primeros que se construyeron fueron los de la zona del Torreón, la Almadraba y el Voramar. Fue tanto el éxito conseguido por aquellas infraestructuras marítimas, que se acometieron otros en la zona de la Escuela de Vela, Eurosol y Heliópolis que permitieron dotar de amplias zonas de arena o cantos rodados junto al litoral y, así mismo, acometer la construcción de diferentes tramos de paseo marítimo.
La calzada de la parte inicial del paseo situado entre la Torre San Vicente y el hotel Voramar solo está abierta a los residentes. En la zona del Terrers, entre el anterior y Eurosol en la que la Avenida de Ferrandis Salvador, permite el tráfico en doble sentido, se sustituyó el paseo por una pasarela de madera a nivel del mar, mientras que en su parte situada al sur, hasta el límite con el termino municipal de Castellón de la Plana, se volvió a dotar la Avenida de Ferrandis Salvador, con un paseo en su lado este, mientras que la circulación es de sentido único en dirección sur-norte.