Frunce el entrecejo su amigo y responde
– Pues siento contradecirte pero lo que se puede expresar de una vida, y estoy seguro de ello, es polvo y angustia al llegar el momento de envejecer, si es que se llega ahí. Escucha que bien lo expresa Felipe Benitez Reyes (Rota- Cádiz 1960) en el siguiente poema:
LA FLECHA DEL TIEMPO
Nunca seríamos
como esos adultos –nos juramos–
que miraban ansiosos, turbiamente,
a través del cristal de las cafeterías
–como en aquel poema de Rimbaud–
la entrada de los jóvenes altivos
en la cueva dorada de la noche.
Y sin embargo
ahora estamos aquí, sin entender gran cosa,
ante un vaso de hielo y de ansiedad,
arañando con fiebre y con rencor
en el cristal del tiempo un espejismo.
Sin dejar de gritar explica lo siguiente, –Y es que el tiempo actúa de espejo donde poder ver reflejado en su tamaño exacto, al enorme y soberbio individuo que creíamos ser. Su efecto es devastador.
Un poco con cara de ido y de estar más atento a sus pensamientos que a las voces que propina su compañero, explica lo siguiente:
– Precisamente de superar toda esa miseria humana es de lo que hablan los poetas que creen en milagros como Carlos Marzal (Valencia 1961) en su poema
EXTRAÑA FORMA DE VIDA
Bajo el yunque de fuego
que el sol de agosto enciende
en el muro encalado, se derriten los pétalos
de una sedienta buganvilia grana.
Qué extraña esta belleza moribunda,
esta desaforada desnudez grandiosa,
esta sílaba escueta del milagro.
Susurrando a continuación, –Es que es milagro la vida pero la belleza moribunda lo es más aún. ¡Hay algo!, ¡Seguro que lo hay! El espíritu existe, es la fe del poeta.
Julio Alcalá
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