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Mª Elena Torrejoncillo

Aún recuerdo la curiosidad que me llevó a conocer el «Taller de escritura creativa» de la UJI, impartido por Rosario Raro. Al ser reciente su andadura carecía de referencias, así que me deje llevar por la casualidad del momento. Hasta entonces yo solo había escritura poesía. Colaboraba en revistas, recitales… y mi libro de poemas «Fontanario» ya formaba parte de la prestigiosa colección ALCAP. Suponía que esa sería mi forma natural de expresión literaria. Pero aquel curso — al que siguieron mucho más— supuso el aguijonazo preciso para despertar la necesidad de explorar otras vías. No sospechaba lo mucho que  me iba a aportar.

Han pasado los años desde entonces, pero la fascinante permanece. Descubrí nuevas formas de expresarme mediante el relato breve y el microrrelato que me enseñó a sintetizar las historias, a destilar las emociones frente a retos y propuestas que juzgaba imposibles para mí. La depuración del lenguaje mientras la imaginación  volaba…Poliedro de múltiples facetas que supo transmitirnos de manera magistral Rosario a quien debo gratitud infinita no solo por esto sino, sobre todo, por su amistad incondicional. Suyo es el magnífico prólogo de mi poemario «Espejo de azules» que todavía me emociona cada vez que lo leo. Incluso ahora que ya  es estrella rutilante en el universo Planeta, posee la fórmula mágica para multiplicarse y no descuidar el tesoro de la amistad.

Allí, también tuve la fortuna de conocer a unas personas con las que establecí un vínculo de complicidad que permanece en el tiempo. He querido contar con sus voces para acompañarme en esta aventura literaria. Juntas hemos disfrutado de tertulias, viajes inolvidables para asistir a presentaciones de libros, conferencias y  muchos otros momentos dedicados a nuestra pasión común: la literatura. Esas voces imprescindibles son, además de Rosario Raro, sin cuyo apoyo este libro no hubiese sido posible, las de Verónica Segoviano, Isabel Ubé, Petra Didinger, Adela Torres y, también las de Mª Jesús Oliver y Maribel D’Amato, mis amigas de toda la vida a las que arrastré al taller. Me lo pusieron fácil, es verdad. Todas ellas cuentan con su bagaje de publicaciones interesantes, mucho que decir y muy bien dicho.

A Javier Mas, Eva Valero y la editorial SAR Alejandría por confiar una vez más en mi trabajo. Quiero destacar también la importante aportación de Gloria Iglesias, autora de la portada y de las magníficas ilustraciones interiores que complementan este «trencadís». Me consta que ha dedicado su tiempo, cariño e ilusión para captar en sus dibujos — de esta manera tan magistral— la esencia de cada relato. Gracias infinitas a todos por vuestra generosidad y por cuanto me habéis aportado.

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