Esta biblioteca es una ruina
En 23 mayo, 2017 | 0 Comentarios

Debo tener unos 10.000 libros repartidos por tres casas, más los que mis hijas y hermano tienen de prestado desde toda la vida. Paredes y paredes repletas de libros que miro con orgullo y pasión. Los veo, los manoseo y me emociono de saber que tengo entre mis dedos millones de saberes.

Pero mi biblioteca es una ruina porque cuando busco algo no lo encuentro y tengo que ir a preguntarle al Tio Google. ¿Para qué coño quiero entonces esta sensacional biblioteca? Los ordeno mil veces y otras tantas quedan desordenados.

A veces me pongo una copa de Vega Sicilia que guardo para estas ocasiones y paseo entre libros. Arreglo aquellos, vuelvo a amontonar los de aquella silla y por quinta vez en esta semana me apunto que el Materialismo Dialéctico de Marta Harneker está en el estante tercero de la librería del salón.

Peor no teman. Cuando la semana que viene quiera consultar una cosa sobre el marxismo acudiré a la Wikipedia porque no encontraré el catón de Marta. ¿Para qué coño quiero ocupar tanto espacio con libros que no encuentro nunca? Menos mal que el paseo con el Vega Sicilia tiene su punto de satisfacción.

Tengo una estantería con libros de poesía, sobre todo de Pedro Salinas, que es mi referencia, sobre todo La Voz a ti debida. Pero en su sitio hay un libro de Josep Ramoneda y a su lado una locura mental de Punset (Viaje a la Felicidad).

Sé dónde tengo La Vieja sirena, de José Luis Sampedro, porque tengo varios originales por si los pierdo. Es la mejor novela del mundo mundial. Y últimamente he montado una librería de Ikea para poner mis libros favoritos y no andar loco buscándolos. Ahí pongo los de Alcantilado.

El mayor problema es cuando me las doy de leído y le quiero citar un libro a mi hija. No lo encuentro nunca y tengo que recurrir a Google a escondidas. ¿Para qué coño quiero tanto libro? ¿Los quemo? ¿Hago una donación? Nadie tiene una casa grande para tanto libro. Un día intenté venderlos y me daban diez céntimos por cada novela y hasta dos euros por los de Ruedo Ibérico, que yo creía incunables.  Una ruina.

Así que he vuelto a coger la botella de Vega Sicilia y con mi copa me paseo entre los libros, dándomelas de gran bachiller. Aunque ahora que me doy cuenta también se me acaba el Vega Sicilia. ¡Cambio cinco libros por una botella!!

 

 

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