SIESTA (RILKE SUEÑA SU PRIMERA ELEGÍA)VI
En 30 enero, 2018 | 0 Comentarios

SIESTA (RILKE SUEÑA SU PRIMERA ELEGÍA)VI

 

Aquí inicia el espíritu sus revelaciones acerca del mundo de las almas, que iluminarán a partir de entonces muchas de las obras del poeta. En esencia se trata de cómo son los mismos ángeles los que habitan el mundo de los muertos y el de los vivos. Los poetas se han de diferenciar del resto de los humanos, más centrados en lo cotidiano, intentando escuchar a esos ángeles.

 

Por supuesto que es extraño,

ya no pertenecer más a la Tierra,

dejar de practicar esas costumbres

levemente aprendidas, y no dar a las rosas

ni a esas otras promesas de las cosas,

un significado para el futuro de los humanos;

y así, dejar de ser personas

en manos de una interminable angustia.

E incluso abandonar el propio nombre

como un juguete hecho trizas.

 

Extraño es no desear más deseo alguno,

como lo es que todo lo que se auto-referenciaba

se encuentre ahora aleteando libre por el espacio.

Y estar muerto es un penosos proceso para pasar

desde un intenso deseo de recuperación de la vida,

a gradualmente sentir un poco de eternidad.

 

Aunque los que en ese momento viven

cometan todos el error

de hacer una rigurosa distinción.

Se dice por aquí que los ángeles

no conocen en general

si andan entre vivos o muertos.

El torrente de la eternidad

arrastra sendas orillas

de todas las edades,

siempre presente,

e imponiendo sus ordenes en ambas.

 

Julio Alcalá

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