Un poco sorprendido por tanta vehemencia en quien se considera tan racional y templado, el otro razona así:
– Puede pero el error de la humanidad fue la exageración de crear a los dioses para dar cobijo y amparo a lo que sentían miedo al verse solos y desprotegidos frente a la enorme fuerza de la naturaleza. Como ejemplo de esta forma de pensar escucha a Aurora Luque (Almería 1962)
LA SIESTA DE EPICURO
Ojalá que los dioses
me abandonaran. Todos.
Despertarme, de pronto,
desprovista de mapas,
limpia de certidumbres
añosas, despojada
de falacias y fábulas,
desnuda de pronombres
y atuendos de palabras
–sobre todo.
Ojalá
que los dioses, corteses,
todos me abandonaran.
Envalentonado suelta a continuación todo un discurso que es una histórica declaración de intenciones: –Y es que desde el diluvio, hay dos formas de afrontar la desproporción de fuerzas entre la Naturaleza y el ser humano, y la angustia que esto suscita en él. Por un lado se encuentra la idea de los que quisieron dominar las fuerzas de lo natural mediante el conocimiento, y cuya primera obra fue la misma Torre de Babel, emblema de esta creencia, ahora transformada en el saber científico y técnico. Por otro lado están los que van detrás de un Dios omnipotente que les da cobijo y les ha nombrado su pueblo al que solo Él salvará de sus desgracias y que hoy son mil y una religiones.
Haciendo con la cabeza claros signos de no estar de acuerdo el otro contesta
– Eso es una visión simplista y caricaturesca de la Biblia. ¿No me digas que tú nunca rezas? No puedo creer que tu corazón no sienta a veces impulsos como estos que se leen en el poema de Amalia Bautista (Madrid 1962)
EL PUENTE
Si me dicen que estás al otro lado
de un puente, por extraño que parezca
que estés al otro lado y que me esperes,
yo cruzaré ese puente.
Dime cual es ese puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en que mundo sin luz está ese puente,
y yo lo cruzaré.
Sonriendo añade, –Desde Quevedo los poetas buscan un amor que viva más allá de la muerte, que cruce el puente.
Julio Alcalá
Julio’s Blog